Feliz 2025

En este cierre de año, queremos recordar, no sólo los avances conseguidos a lo largo de este 2024, sino que también reflexionamos sobre los 50 años de lucha incansable. Cinco décadas de buscar justicia, de exigir verdad, de alzar nuestra voz por cada ser querido detenido desaparecido. Esta lucha ha sido compartida con ustedes, que nos han acompañado en cada paso, en cada marcha, en cada exigencia, dándonos fuerza y coraje para seguir adelante.

Es por eso que reafirmamos que nuestra lucha es del pueblo, de todas las personas que creen que es urgente e impostergable la verdad, la memoria y la justicia.

A todas y todos quienes han estado con nosotras en este camino, les decimos: Gracias.

Porque en tiempo de balances redoblamos el compromiso: porque juntos, como un pueblo que reclama, seguiremos adelante, sembrando margaritas y sentando las garantías de un Nunca más Terrorismo de Estado.

¡Feliz Año Nuevo!

¡Bienvenido, nieto 138!

¡Bienvenido, nieto 138!

El nieto 138, recuperado este viernes, nació en cautiverio en la ESMA, hijo de Marta Pourtalé y Juan Villamayor, secuestrados el 10 de diciembre de 1976 en Buenos Aires. Marta, embarazada de nueve meses, y Juan fueron vistos en la ESMA según testimonios de sobrevivientes.

Tras el secuestro, Diego, hermano mayor del nieto 138, fue dejado en una comisaría y criado por su tío Pedro Pourtalé y su abuela Rosa Pourtalé, quien denunció el caso ante la Conadep. Diego sabía desde niño que tenía un hermano y participó en la búsqueda junto a Abuelas de Plaza de Mayo.

Desde 1999, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad investigó el caso, y el Banco Nacional de Datos Genéticos incorporó las muestras familiares. Este jueves, el juez Daniel Rafecas confirmó la identidad del nieto, quien había sido criado por un policía y una enfermera, inscripto como su hijo el 24 de marzo de 1977.

📸 Juan Mabromata, AFP

Un paso más de la justicia

La jueza en lo penal de primer turno de Treinta y Tres, María Eugenia Mier, procesó con prisión a los militares retirados José María Lete, Rogelio Garmendia y Pedro Buzó en la causa que investiga violaciones a los derechos humanos contra 39 adolescentes en el Batallón de Infantería 10 de Treinta y Tres en abril de 1975.

Lete fue procesado con prisión como coautor de reiterados delitos de privación de libertad, atentado violento al pudor, abuso de autoridad contra los detenidos y lesiones graves; Garmendia fue procesado por abuso de autoridad contra los detenidos, lesiones graves y privación de libertad, mientras que Buzó fue procesado como presunto autor de reiterados delitos de abuso de autoridad contra los detenidos y lesiones graves.

Entre el 12 y 15 de abril de 1975 los militares detuvieron a 39 adolescentes pertenecientes a la Unión de Juventudes Comunistas (UJC), en su mayoría estudiantes del liceo 1 de Treinta y Tres, que tenían entre 13 y 19 años. Los adolescentes fueron secuestrados en sus casas con órdenes de la Justicia militar y retenidos durante 20 días bajo torturas que incluyeron plantones, golpes, submarino, quemaduras y descargas eléctricas, y en el caso de las mujeres fueron víctimas de abusos sexuales. La Justicia militar les quitó la patria potestad a los padres e impidió a los adolescentes continuar con sus estudios.

Ante las declaraciones de Lucía Topolansky

Montevideo 18 de diciembre de 2024.

Ante las declaraciones públicas de la ex vicepresidenta y Senadora electa Lucía Topolansky:

Desde la Asociación de Madres y Familiares de Uruguayos detenidos desaparecidos, deseamos expresar nuestro máximo repudio ante este tipo de afirmaciones, que ponen en tela de juicio un proceso de muchos años de búsqueda y construcción de justicia.

Al decir que “hay gente que miente en las declaraciones” sobre crímenes de lesa humanidad vinculados al accionar de la última dictadura cívico militar, se socava la legitimidad de los procesamientos y condenas realizadas en el marco de los debidos procesos. Estas declaraciones dañan al propio sistema republicano, al tratarse de palabras de una Senadora electa que cuestiona el accionar de uno de los poderes del Estado que actúa en forma independiente y con solvencia.

Tal como expresan nuestras compañeras y compañeros de Crysol, ha sido la valentía y lucha de decenas de víctimas las que han permitido que, al día de hoy, más de un centenar de represores tuviesen una sentencia.

Son las víctimas de tortura, de abusos sexuales y tratos inhumanos, las que han tenido el coraje de denunciar y decir su verdad ante la justicia, a pesar de la revictimización que se sufre en estos procesos y del asedio constante de los abogados defensores de los militares y civiles acusados.

Entre miles de denuncias y denunciantes, quizá pueda haber existido un falso testimonio pero es algo que no nos consta ni tampoco a la justicia. Esta posibilidad, sin embargo, no avala poner en tela de juicio a decenas y decenas que han podido hablar a pesar del dolor y de la angustia. Cabe preguntarnos, ¿a quién favorecen estas declaraciones? ¿Cuál es su objetivo? ¿Acaso sirve cuestionar la credibilidad de las víctimas en favor de quienes torturaron, asesinaron, secuestraron niños y desaparecieron a nuestros familiares?

Cabe señalar que el falso testimonio, conforme a la normativa de nuestro país, es un delito, ya sea por declarar falsamente, omitir información o presentar pruebas falsas, por lo que la Senadora electa y ex vicepresidenta (conforme al rol que reviste y en su calidad de funcionaria pública) ante el conocimiento de la situación debiera denunciarlo en la justicia y no en una entrevista. Bueno sería retractarse o, de no ser así, quizá sea mejor llamarse a silencio.

Confiamos en el sistema judicial y en su debido procedimiento, orientado a garantizar la búsqueda de pruebas fehacientes que permitan verificar la veracidad de las declaraciones, además de reunir todas las pruebas documentales necesarias; los testimonios son sólo una parte de los elementos que se toman en cuenta para las decisiones de fiscales, jueces y de la Suprema Corte de Justicia, que hasta ahora ha confirmado las sentencias.

Confiamos y creemos en la palabra de las víctimas, que han esperado durante muchos años para obtener un pequeño atisbo de justicia.

Sigamos sembrando margaritas y no siendo quienes las arrancan.
Por Verdad, Memoria y Justicia.
Nunca Más Terrorismo de Estado

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