Costumbres argentinas

 

Internacional | Viernes 26 • Agosto • 2016

Costumbres argentinas

Justicia argentina dictaminó cadena perpetua para 28 militares de Córdoba por crímenes cometidos en dictadura.
Ayer al mediodía el Tribunal Oral Federal de Córdoba condenó a 28 militares a la pena de prisión perpetua, en el marco de la megacausa “La Perla”, que era uno de los centros clandestinos en los que operó la dictadura argentina.

El movimiento en las inmediaciones del Parque Sarmiento no era el común de un jueves de mañana. No era un día más para la historia de la provincia, ni para la historia social y judicial argentina. Llegaba a su fin el juicio más importante en torno a las violaciones de derechos humanos acontecidas en la última dictadura cívico-militar: la conocida megacausa “La Perla”. En los días previos la prensa cordobesa comparó el proceso con los juicios de Nuremberg, en los que comparecieron los criminales nazis, lo que indica la magnitud del evento.

Se trata de un proceso iniciado en diciembre de 2012, que constaba de 22 expedientes y se desarrolló en 350 audiencias en las que declararon 600 testigos, 54 acusados (11 de los cuales murieron en el transcurso del juicio) y 716 víctimas -de las cuales 361 fueron querellantes-, que juzgó violaciones ocurridas desde marzo de 1975 a diciembre de 1978 en los centros clandestinos de detención La Perla, Campo de la Ribera, el Departamento de Informaciones (conocido como D2) y la Penitenciaría San Martín. Es el séptimo juicio de este tipo en Córdoba; más de un imputado ya contaba con una condena por procesos anteriores, pero ninguna de semejante magnitud.

El día de la sentencia llegó en un momento particular. El gobierno de Mauricio Macri ha tenido una relación conflictiva (y en algunos casos de ataque directo) con las organizaciones defensoras de los derechos humanos, con declaraciones polémicas en torno a los desaparecidos (el presidente declaró recientemente que no le interesa la cantidad de estos), y en algunos casos indefendibles, como las llevadas a cabo por el ex ministro de Cultura porteño Darío Lopérfido, que le terminaron costando su cargo ante la creciente presión popular (el ex jerarca cuestionó las cifras de desaparecidos que manejan los familiares). En paralelo a estas polémicas públicas, la Justicia ha ordenado acciones como los allanamientos a las sedes de Hijos y Madres de Plaza de Mayo, o la imputación a Hebe de Bonafini. Es significativo, por otra parte, que esta sentencia se registre en una ciudad que fue bastión de la resistencia a la dictadura hace 40 años y que recientemente ha girado hacia candidatos como Macri (en la última elección lo votaron tres de cada cuatro cordobeses).

Un día para recordar

Desde temprano, las cercanías del Tribunal Federal se fueron llenando de color. La mañana despejada, el verde del parque circundante, las fotos de los desaparecidos colgadas en las veredas, las banderas de diferentes movimientos políticos, las huellas que unos artistas pintaban en la calle, las flores rojas de papel que los integrantes de la organización Hijos hacen en cada ocasión importante, la chata de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual con el estudio montado para transmitir para todo el país y un cartel que expresaba el sentir popular: “Los juzga un tribunal, los condenamos todos”.

La convocatoria era en una rotonda ubicada a unas cuadras del tribunal, porque la idea era llegar marchando, como forma de homenajear a los que participaron en todo el proceso que terminaba ayer. La movilización fue encabezada por las asociaciones de familiares, que portaban un número 30.000 hecho con flores rojas, en clara alusión a la polémica por la cifra de desaparecidos, que ha enfrentado a las organizaciones defensoras de los derechos humanos con el gobierno de Macri y con alguno de sus funcionarios.

Si bien no se trataba de una convocatoria partidaria, diversos sectores marcharon con sus colores y banderas: La Cámpora, el Frente para la Victoria, Libres del Sur, el Movimiento Socialista de los Trabajadores y el Partido de los Trabajadores Socialistas, entre otros.

Mientras se esperaba la sentencia, desde una pantalla gigante se presentaron diferentes datos sobre las víctimas y sobre los imputados. Las intervenciones apuntaban a la importancia de hacer justicia y tener memoria; también remarcaban la necesidad de tomar el cierre del proceso judicial como punto de partida para seguir buscando justicia, en lugar de un punto final o una vuelta de página.

Al mediodía anunciaron desde el escenario que la sentencia iba a empezar y exhortaron a hacer silencio para escucharla. Se respiraba un clima de tensión y expectativa, porque si bien era muy grande la chance de que los imputados recibieran una fuerte condena, la posibilidad de que la Justicia no estuviera a la altura generaba nerviosismo. Sin embargo, cuando los primeros artículos hicieron mención al rechazo de los recursos de nulidad e inconstitucionalidad presentados por los acusados, se empezó a sentir el alivio. Las sentencias de los acusados fueron festejadas fervorosamente, salvo las que parecieron demasiado benévolas (pocas, por cierto). Como se dijo, se esperaba una sentencia dura contra los acusados, y fue así: de los 43 imputados que llegaron con vida al fin del juicio, 28 recibieron cadena perpetua en cárcel común, y el resto diversas condenas que fueron de los 21 a los dos años de prisión.

Por la pantalla gigante se podía ver lo que sucedía en la sala. Los imputados recibieron el veredicto serios e imperturbables, salvo un par a los que pareció escapárseles alguna que otra lágrima, lo que provocó insultos por parte de las más de 10.000 personas que esperaban afuera. Al finalizar la lectura de la sentencia se dio un cruce entre militantes que estaban dentro del recinto y algunos de los condenados. Los primeros gritaron “asesinos”, mientras cantaban “como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”; algunos imputados respondieron con insultos y hasta con un corte de manga.

Finalizada la lectura, los organizadores manifestaron su conformidad con el fallo, remarcaron la necesidad de seguir juzgando, incluso a quienes habían sido condenados, y expresaron, en torno a una de las causas más emblemáticas (el secuestro del nieto de Sonia Torres), la importancia de que la Justicia haya reconocido la responsabilidad del Estado en su desaparición.

Luego hicieron uso de la palabra familiares y abogados. Destacaron el carácter histórico de la jornada y reconocieron que la sentencia forma parte de un proceso que no habría sido posible sin la política de derechos humanos de los gobiernos kirchneristas. También criticaron fuertemente la década menemista, mencionaron los retrocesos de esa área en el gobierno actual y se convocó a militar para lograr seguir juzgando las violaciones a los derechos humanos. Claudio Orosz, uno de los abogados de la causa, contó detalles de cómo se vivió desde la sala la lectura de la sentencia y despertó risas en los presentes: “Desde adentro escuchábamos cómo cada perpetua era celebrada por los que estaban afuera, pero lo importante es que lo escuchaban los culiados también”. En referencia a los dichos recientes de Macri, Orosz dijo: “Negar los desaparecidos o decir que no importan es una necedad”. Por su parte, Emi D’Ambra, titular de la Asociación de Familiares y querellante en la causa, opinó que ellas no eran las heroínas del proceso, sino que el mérito es de “todos los testigos que dieron su testimonio, a quienes les pedimos que recordaran lo que ellos habían querido olvidar”.

En un momento comenzó a sonar el himno argentino y todos lo cantaron, mostrando una unión que fue la tónica general: se pudo trascender las banderas, los conflictos entre sectores y las divergencias ideológicas en torno a un tema que iba más allá de esas diferencias.

Pasada la algarabía, lo que quedaba en las cercanías de los tribunales eran abrazos, llantos y mucha emoción. Cada encuentro espontáneo entre familiares, amigos o militantes despertaba las mismas charlas, el recuerdo de quienes no llegaron a presenciar este momento, las dificultades que surgieron cuando comenzó el proceso y lo lejano que parecía en aquellos días llegar a una sentencia como la de ayer. Primaba una sensación de que finalmente el tiempo había puesto todo en su lugar, que se podía volver a creer en la Justicia y que ayer se comenzó a construir otro futuro, con memoria.

Diego Recoba desde Córdoba, Argentina

Fuente: La Diaria

Los mártires estudiantiles tendrán su memorial desde este viernes

HISTORIA

Los mártires estudiantiles tendrán su memorial desde este viernes

MONTEVIDEO (Uypress) -A las 18 horas se inaugurará en el callejón de la Universidad de la República (espacio Emilio Frugoni) el Memorial de los Mártires Estudiantiles de Uruguay en recuerdo de aquellos jóvenes que fueron víctima del terrorismo de Estado.

En junio de 1968, en un contexto de conflictividad sindical que era apoyado desde el movimiento estudiantil bajo el lema «obreros y estudiantes unidos y adelante», el gobierno de Pacheco Areco decretó las Medidas Prontas de Seguridad sin reunir la calificación de hechos que le exige la Constitución. Esta medida, aplicada mientras la CNT lleva adelante conversaciones oficiales con el gobierno en el marco de una virtual tregua, fue aplicada, según dijo Wilson Ferreira Aldunate durante la Asamblea General, para «derogar contratos» y «para negociados, no para negocios».

En este clima, en la madrugada del nueve de agosto es allanado el edificio central de la Universidad de la República junto con las facultades de Agronomía, Arquitectura, Medicina y la Escuela de Bellas Artes, todas sin orden judicial, en busca de datos sobre el paradero del secuestrado Pereira Reverbel, quien fue mano derecha de Pacheco y conocido por aplicar la  «mano dura» con los trabajadores en huelga. Ulysses Pereira Reverbel fue secuestrado en 1967 por el Movimiento de Liberación-Tupamaros.

Mientras estos operativos eran llevados adelante, las autoridades universitarias no pudieron ingresaron a los locales, por lo que el Consejo Directivo Central denuncia los allanamientos y la policía se enfrenta a los estudiantes en las calles. El 12 de agosto, durante una manifestación, el estudiante universitario de 28 años y militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, Líber Arce, es baleado por un policía y muere dos días después.

«El Día» del 13 de agosto narró el hecho de la siguiente manera: » A unos cincuenta metros de la entrada principal de la Facultad de Veterinaria se produjo ayer un grave y lamentable episodio derivado de un enfrentamiento entre un nutrido grupo de estudiantes -probablemente más de un centenar- y tres funcionarios policiales dependientes de la Seccional 9ª que trataron de impedir que aquellos realizaran una manifestación relámpago/…/Los dos agentes permanecieron juntos al vehículos (un «jeep» de la 9ª) y el oficial se adelantó. Su propósito al parecer, era parlamentar con los estudiantes. Se produjo de inmediato un forcejeo entre él y varios de los manifestantes y fueron arrojadas piedras sobre los tres policías. En determinado momento, por efecto de algún puñetazo o una piedra, se vio caer al oficial quien entonces hizo uso de su revólver de reglamento efectuando uno o más disparos. Uno de los dos alcanzó a Liber Alvez Rissoto (sic), uruguayo, soltero, de 28 años de edad. Al parecer la bala le penetró en el bajo vientre, por la región inguinal. Se produjo seguidamente una tumultuosa escena y el oficial (que no volvió a usar el revólver, por su voluntad o por haber agotado las balas) logró retroceder/…/ Alvez Rissoto, que es estudiante de los cursos superiores fue transportado al Hospital de Clínicas. Ingresó al block quirúrgico a la hora 1 y 45 y permaneció hasta la hora 17. Su estado es grave pues la bala en su trayectoria habría afectado la masa intestinal».

Liber Arce se convirtió en un símbolo del movimiento estudiantil y tendrá este viernes a partir de las 18 horas su justo recordatorio en el callejón de la Universidad de la República. La Comisión Especial de Reconocimiento y Reparación a las víctimas de la actuación ilegítima del Estado, integrada por el Ministerio de Educación y Cultura, instalará en el espacio Emilio Frugoni un homenaje a este y otros estudiante caídos por el terrorismo de estado: el Memorial de los Mártires Estudiantiles de Uruguay.

De la ceremonia participarán la subsecretaria de Educación y Cultura, Edith Moraes, el presidente de la Comisión de Reparación, Nicolás Pons, y representantes de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU). Al igual que todos los años, para el domingo 14 de agosto a las 18 horas la FEUU convoca a una marcha en recuerdo de los mártires estudiantiles, que partirá desde la explanada de la Universidad. La federación invita a marchar también en defensa del presupuesto educativo, por autonomía y cogobierno de toda la educación pública y contra la criminalización de la protesta. La marcha culmina en la Plaza 1° de Mayo, con un espectáculo musical.

Liber Arce fue el primero, pero le siguieron Hugo de los Santos (19 años, estudiante de la Facultad de Economía, murió el 20 de setiembre de 1968), Susana Pintos (27 años, estudiante de la Escuela de la Construcción de la Universidad del Trabajo, murió el 21 de setiembre de 1968),  Heber Nieto (19 años, estudiante del Instituto de Enseñanza Mecánica y Electrotécnica, fue asesinado el 24 de julio de 1971), Manuel Ramos Filippini (estudiante del IAVA, apareció muerto el 31 de julio de 1971), Julio Spósito (19 años, estudiante del liceo Suárez, fue asesinado el 1º de setiembre de 1971) Íbero Gutiérrez (22 años, poeta y estudiante de la Facultad de Humanidades, militante de la FEUU, fue secuestrado y encontrado muerto el 28 de febrero de 1972), Santiago Rodríguez Muela (22 años, trabajador de ANCAP y estudiante de secundaria, fue asesinado el 11 de agosto de 1972), Joaquín Klüver (22 años, estudiante de la Facultad de Agronomía, fue asesinado el 6 de diciembre de 1972), Ramón Peré (29 años, estudiante de la Facultad de Veterinaria, fue el primer estudiante asesinado por la dictadura, el 6 de julio de 1973), y Walter Medina (16 años, estudiante de secundaria, poeta y canillita, fue asesinado el 9 de julio de 1973).

Fuente: Uy Press

“Callejón de la Universidad” será Memorial de los Mártires Estudiantiles

“Callejón de la Universidad” será Memorial de los Mártires Estudiantiles

La Comisión Especial de Reconocimiento y Reparación a las víctimas de la actuación ilegítima del Estado, integrada por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), instala una placa en homenaje a los estudiantes caídos en el espacio Emilio Frugoni, popularmente conocido como “el callejón de la Universidad”. Este lugar será declarado además como Memorial de los Mártires Estudiantiles de Uruguay.

La ceremonia se realiza el viernes 12 de agosto en Avda. 18 de Julio y Tristán Narvaja. Participan, la subsecretaria de Educación y Cultura, Edith Moraes, el presidente de la Comisión de Reparación, Nicolás Pons, y representantes de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU).

Esta acción se realiza en el marco de lo dispuesto por los artículos 7 y 8 de la Ley Nº 18.596 de reconocimiento y reparación a las víctimas de la actuación ilegítima del Estado.

Hasta el momento se han instalado placas conmemorativas en lugares representativos de Sauce, Durazno, Tacuarembó, Fray Bentos, Mercedes y Montevideo.

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