Comunicado a 2 años de la desaparición de los 43 Estudiantes de Ayotzinapa

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Setiembre 2016,

Uruguay A los padres, madres y estudiantes de Ayotzinapa,

Este 26 de setiembre se cumplen dos años de un dolor inmenso, que sigue atravesando a los padres, madres y estudiantes de Ayotzinapa, al pueblo todo de México y a quienes, en la distancia, nos hemos hermanado en esta lucha por verdad y justicia.

Los padres de los 43 han caminado todo el país y han salido fuera de fronteras reiterando, una y otra vez, la misma pregunta: ¿Que pasó y dónde están sus hijos?

Del otro lado nadie escucha. Sólo hay mentiras y olvido. Desde el comienzo el gobierno mexicano ha ocultado, dilatado y manipulado las pruebas amparando en total impunidad a los responsables, la Policía Municipal, el Ejército y agentes civiles vinculados al narcotráfico. Solamente ha viciado el caso de chivos expiatorios sin una investigación real.

En marzo de 2015, a pedido de los padres, y de acuerdo con el Estado de México, se creó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) dependiente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El GIEI presentó nuevas líneas de investigación y llevó a cabo numerosas acciones en el proceso tendientes a descubrir la participación de las fuerzas represivas involucradas, demostrando la falsedad de la “verdad histórica” presentada por el Gobierno.

El Gobierno no renovó su período de trabajo y los investigadores debieron abandonar el país. La Comisión Interamericana aprobó un nuevo mecanismo para continuar supervisando la investigación pero el Gobierno no ha respondido a las múltiples recomendaciones y observaciones internacionales.

Esta política sistemática de represión y exterminio ha desembocado en una alarmante crisis humanitaria desde los últimos 10 años, bajo el mandato de Felipe Calderón primero y de Enrique Peña Nieto después.

Más de 30 mil desaparecidos, más de 100 mil asesinados, cientos de presos políticos y de exiliados; cifras que van en aumento debido a la aplastante impunidad que reina en el país.

El terrorismo de Estado, que impera hoy en México, es avalado sin cuestionamiento real alguno por los organismos internacionales y los gobiernos latinoamericanos, entre ellos, el uruguayo, que mantiene un Tratado de Libre Comercio con este país.

Por ello, no condenar la brutal represión a la que está sometido el pueblo mexicano, con la triste excusa de priorizar los intereses económicos mantenidos con su gobierno, no es otra cosa que convertirse en cómplice de ese régimen político que viene cometiendo los peores delitos de lesa humanidad vistos en la región, y cuya intensidad va en aumento.

La exigencia de saber la verdad acerca de la desaparición de los 43 normalistas, es una lucha contra la opresión, el exterminio y el despojo que sufren quienes se oponen a vivir condenados bajo este sistema depredador e injusto. Es la lucha por la vida en la que nos reflejamos, reivindicamos y enlazamos la resistencias.

En Uruguay no olvidamos el pedido de los padres, durante su visita a nuestro país, en el marco de la Caravana 43 Sudamérica, en mayo de 2015. ¡No nos dejen solos! nos dijeron.

Aquí seguimos, por verdad y justicia.

¡VIVOS LOS LLEVARON! ¡VIVOS LOS QUEREMOS!

Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos- Desaparecidos

Centro de Estudiantes de Magisterio de Montevideo (CEM)

Asociación de Estudiantes de Educación Social (AEES)

Gremio de Estudiantes de Formación en Educación «Ëduardo Darnauchans» IFD Tacuarembó (GEFE)

Asociación de Funcionarios de la Universidad del Trabajo del Uruguay (AFUTU)

Agremiación Federal de Funcionarios de la Universidad de la República (AFFUR)

Agrupación de Funcionarios de la U.T.E (AUTE)

Colectivo Contraimpunidad

CIDH saluda identificación de restos de víctimas de desaparición forzada en Paraguay

Comunicado de Prensa
CIDH saluda identificación de restos de víctimas de desaparición forzada en Paraguay
16 de septiembre de 2016

 

Washington, D.C. – La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) considera un avance fundamental el anuncio realizado en Paraguay sobre la identificación de los restos de tres personas que fueron víctimas de desaparición forzada en la década de 1970. La CIDH saluda el trabajo realizado en Argentina y Paraguay, gracias al cual se logró identificar por primera vez a víctimas del crimen de desaparición forzada en territorio paraguayo.

La identificación de los restos de Miguel Angel Soler, Rafaella Filipazzi y José Agustín Potenza constituye un paso fundamental hacia la verdad y la justicia para las graves violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989) en Paraguay, y en el marco del Plan Cóndor bajo el cual los gobiernos autoritarios del Cono Sur coordinaban sus operativos ilegales de secuestro, torturas, encarcelamiento ilegal y desaparición forzada de disidentes políticos.

El 30 de agosto de 2016, el director de Memoria Histórica y Reparación del Ministerio de Justicia de Paraguay, Rogelio Goiburú, anunció en rueda de prensa la identificación de Miguel Angel Soler y Rafaella Filipazzi. El 8 de septiembre, la misma dependencia reveló que se identificó adicionalmente a José Agustín Potenza. La identificación de las tres personas se realizó a partir de restos óseos exhumados de una fosa común ubicada en la sede de la Agrupación Especializada de la Policía Nacional, que funcionó como centro de torturas durante la dictadura stronista, y donde se realizaron excavaciones entre 2006 y 2013. Tras la exhumación, fragmentos de restos óseos que pertenecerían a más de 20 cuerpos fueron entregados a la Embajada de Argentina en Asunción, que los trasladó por valija diplomática y fueron estudiados por el Equipo Argentino de Antropología Forense. La identificación se realizó utilizando el Banco Nacional de Datos Genéticos.

“Es de la mayor relevancia y reconocemos como un paso fundamental la identificación de los restos de Miguel Angel Soler, Rafaella Filipazzi y José Agustín Potenza para el establecimiento de la verdad histórica de los graves crímenes ocurridos en la dictadura paraguaya y en el marco del Plan Cóndor, bajo el cual se realizaron secuestros, asesinatos, torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas en forma coordinada entre las dictaduras de varios países”, dijo el Presidente de la CIDH, James Cavallaro.

Rafaela Filipazzi nació en Italia, se radicó en Argentina, y se casó con José Agustín Potenza, un músico y militante peronista. Ambos huyeron a Uruguay tras el golpe de Estado de 1976. Fueron secuestrados en junio de 1977 en un hotel de Montevideo por un grupo de agentes paraguayos, en coordinación con las fuerzas de seguridad uruguayas en el marco del Plan Cóndor, de acuerdo a una investigación del Gobierno uruguayo, y luego fueron trasladados a Asunción. Personas que estuvieron detenidas junto a Rafaela Filipazzi prestaron testimonio a la Comisión de Verdad y Justicia de Paraguay y también ante el juzgado argentino que lleva esta causa, indicando que la vieron detenida en el Centro de Investigaciones de la Policía Nacional junto a José Agustín Potenza, y luego en la cárcel “El Buen Pastor”, con señales de haber sido torturada. La denuncia por su desaparición fue radicada en 1984 en la provincia argentina de Corrientes. “Hace 40 años que buscamos a nuestros familiares”, dijo la hija de Rafaela Filipazzi a la prensa. “Hablo de un poco de paz porque esto para mí no termina hasta por lo menos saber qué pasó, por qué la secuestraron, por qué la maltrataron y la asesinaron, dejándome huérfana con sólo 12 años”, agregó. Los esqueletos de Rafaela Filipazzi y José Potenza fueron exhumados de la misma fosa común, el 19 de marzo de 2013, de acuerdo a información oficial.

Miguel Angel Soler fue miembro del Partido Revolucionario Febrerista y más tarde secretario general del Partido Comunista Paraguayo. Había sido detenido y torturado en 1954, año del golpe de Estado, tras lo cual se exilió en Argentina. Fue secuestrado durante una visita a Asunción, en noviembre de 1975. La CIDH recibió una petición en febrero de 1976 que indicaba que Miguel Angel Soler había estado incomunicado en una celda subterránea, que había sido brutalmente torturado y que desde diciembre se desconocía su paradero. La Comisión decidió que el caso configuraba una gravísima violación al derecho a la libertad, seguridad e integridad de Miguel Angel Soler y pidió su inmediata liberación. El Estado paraguayo negó en aquel momento tener conocimiento de su paradero. La viuda de Miguel Angel Soler presentó a la CIDH otra denuncia en 1995 por la falta de investigación judicial de los hechos y la falta de justicia, caso que fue objeto de un procedimiento de solución amistosa en la Comisión. Posteriormente, fueron procesados y condenados a 16 años de prisión el ex jefe del Departamento de Investigaciones, Pastor Coronel, y otros tres ex jerarcas de la Policía paraguaya, por la captura ilegal, las torturas y la desaparición de Miguel Angel Soler. La viuda de Miguel Angel Soler murió sin conocer el paradero de su esposo. Su hijo, Jorge Soler, quien trabaja en el Espacio de Memoria de Argentina que funciona en el ex centro de torturas ESMA, dijo a la prensa que la identificación de los restos de su padre le ayuda a cerrar una etapa y que ahora desea participar en las excavaciones de fosas comunes en Paraguay para recuperar los restos de otras personas desaparecidas.

Las excavaciones en Paraguay están actualmente paralizadas por falta de financiamiento adecuado, según informó el titular de la Dirección de Memoria Histórica y Reparación, Rogelio Goiburú, cuyo padre fue también víctima de desaparición forzada durante la dictadura paraguaya. “Tenemos al menos doce puntos más donde sabemos que hay tumbas de desaparecidos, en Itapúa, Caazapá, Caaguazú, San Pedro, Paraguarí. Pero no podemos excavar porque no tenemos los recursos”, indicó.

“La viuda de Miguel Angel Soler murió sin haber podido enterrar los restos de su esposo, y la madre de Rafaella Filipazzi murió sin haber podido enterrar los restos de su hija. Fueron cuarenta años de búsqueda”, dijo por su parte el Relator de la CIDH para Paraguay, Paulo Vannuchi. “Muchos otros familiares siguen buscando. La Comisión de Verdad y Justicia de Paraguay identificó 348 casos de desapariciones forzadas, y otras fuentes indican que serían más de 500. Llamamos a los Estados de la región a destinar los recursos financieros y humanos apropiados para avanzar en el trabajo de identificación de los restos de personas desaparecidas forzadamente, y a continuar progresando hacia la verdad, la justicia y la reparación”, agregó el Comisionado Vannuchi.

La CIDH urge asimismo a todos los países de la región que todavía no lo hayan hecho a ratificar la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas de 1994 y la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas aprobada por las Naciones Unidas en 2006.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan a sus países de origen o residencia.

No. 133/16

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