Carta abierta a nuestros compatriotas

Queremos reflexionar juntos.

Si Usted se entera de que ha desaparecido una persona y por diversas circunstancias sabe algo, un detalle, una información. ¿Qué haría? ¿Se callaría o trataría de colaborar con los familiares?

Es lo que venimos a pedirle.

Han pasado muchos años –demasiados-, y el tiempo sigue su curso. Inexorable.

Lo que nosotros pedimos es poder llorar a nuestros desaparecidos. A nuestros hijos e hijas, hermanos, padres, amigos, primos. Se los llevaron hace más de 40 años. ¿No tenemos el elemental derecho de saber su paradero?

Le pedimos que se coloque en nuestro lugar por un instante y comparta las ausencias de todos los días, el día de su cumpleaños, las fiestas, mire sus viejas fotos, vea la silla vacía todos los días y en especial, los domingos. No pedimos mucho, pedimos una mano entre compatriotas, entre uruguayos y uruguayas.

Si usted vio algo, sabe algo, conoce algún detalle que nos pueda ayudar a encontrarlos, le pedimos un gesto de humanidad. No importa en que circunstancias estaba.

No recibirá ninguna recompensa, sólo saber que ayudó a otros seres humanos, sus vecinos, sus compatriotas. Es su opción: identificarse o no, aporte sus datos, pero hágalo con responsabilidad, no juegue con nuestro dolor y nuestras ausencias.

Entregue su carta, su mensaje en alguna parroquia, templo o sinagoga en todo el territorio nacional, o en Nicaragua 1332, Apartamento 205, o llame al teléfono 0800 9942 y deje grabado su mensaje desde un teléfono particular o un teléfono público, con los datos que nos ayuden a esclarecer lo sucedido en aquellos años, de 1971 en adelante tanto en el Uruguay como en el exterior.

Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos

Día Internacional del Detenido Desaparecido

 

30 de agosto

DESAPARICIÓN e IMPUNIDAD

A más de treinta años desde el fin de la dictadura en Uruguay, asistimos a la conmemoración de otro «Día Internacional del Detenido Desaparecido», en el cual debemos afirmar que lamentablemente aún restan muchos capítulos por recorrer en nuestro país para construir las bases sólidas que impidan que los horrores del pasado se reiteren.

En palabras de Pablo de Greiff – Relator Especial de Naciones Unidas sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición -, podemos decir que: “…el país tiene aún un capítulo importante de su pasado reciente sin resolver adecuadamente. No ha avanzado como podría esperarse…en el objetivo de establecer la verdad e impartir justicia por los crímenes de la dictadura, reparar a todas las víctimas de forma integral y fortalecer las garantías de no repetición. Avanzar realmente hacia el futuro y continuar en el camino del desarrollo supone necesariamente que los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición sean cumplidas y eso es responsabilidad de los tres poderes que comprende el Estado.”

Precisamente, y lo resaltamos, es el estado uruguayo quien debe asumir cabalmente esa responsabilidad ante las víctimas todas y la sociedad en su conjunto; responsabilidad que implica, además, combatir en todas sus formas la consolidación de una cultura de impunidad que, de hecho o de derecho, obstaculice llegar a la verdad y a la justicia.  A la fecha, las respuestas estatales en la materia son a todas luces insuficientes.

Resulta incuestionable en el devenir de nuestra propia historia, que la sistemática violación de los derechos humanos ha debido ser denunciada incansablemente por las víctimas y la sociedad civil durante décadas, exigiendo que el estado uruguayo asuma su responsabilidad en la materia.

Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, tiene la íntima convicción de que no podremos como sociedad evitar que nuevas violaciones sistemáticas a los derechos humanos vuelvan a cometerse, si no logramos hacer visibles los crímenes del pasado y todas y cada una de las consecuencias que se han proyectado en la construcción del presente.

De no hacerlo, de no profundizar nuestra democracia, de no demandar la estricta vigencia de los derechos humanos de ayer y de hoy, hipotecaremos el futuro. Así mientras hoy se aplica la esencialidad en la educación y es indignante la constatación de las torturas a las que son sometidos los menores dentro de un régimen que debería intentar recuperarlos, no podemos menos que denunciar y tratar de revertir estas prácticas.

Saberlo, debatirlo, denunciarlo desde todas las miradas, resulta inexorable, y ello es el mejor homenaje que puede hacerse en el Día Internacional del Detenido Desaparecido a la memoria de todos quienes han sido y son víctimas de este delito que pretende que las ausencias sean olvido.

Montevideo, 30 de agosto de 2015.

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