Convocatoria a la 22a Marcha del Silencio

El sábado 20 de mayo, como hace ya  21 años, quienes integramos Madres y Familiares volveremos a marchar con nuestros desaparecidos. Como siempre, junto a nosotros estará toda la gente que con tanto respeto, con tanta convicción y compromiso, se suma año a año al reclamo que iniciaron nuestras queridas madres por Verdad, Justicia, Memoria, y para recordar lo que nunca más debería suceder en nuestro país.

¿Por qué seguimos marchando?

Siempre hemos creído que la mayor fuerza que tenemos, el gran respaldo que ha permitido avanzar en conocimiento, leyes, memoria… es la conciencia y el apoyo de nuestra gente.

Esta lucha iniciada y sostenida por nuestras queridas madres ha tenido eco.

Ellas han sembrado mucho para que esos lugares se ocupen, para que los jóvenes, generación a generación, se sientan involucrados.

Año a año, la Marcha constituye la mayor demostración de que este tema sigue vigente y que  nuestro pueblo continúa exigiendo una respuesta cabal por parte del Estado.

Los 20 de mayo marcan un momento de encuentro por esta lucha. Y este encuentro ya se da en todo el país. Las marchas o actos se realizan en todos los departamentos por iniciativas locales y variadas. Por sí mismas, son una construcción de lazos entre nosotros, los ciudadanos. Lazos de valores, de compromiso. Ese compromiso que nuestras madres marcaron en la perseverancia de la búsqueda de sus seres queridos.

Pero además son días en que se realizan muchas actividades de reflexión sobre el sentido de recordarlos, sobre el sentido de la Memoria que nos convoca.

Son  un llamado de atención sobre lo que está pendiente – esencialmente la impunidad de esos crímenes -, un alerta sobre lo que aun se mantiene de aquel autoritarismo y sobre la posibilidad de repetición de ese ominoso pasado.

Marchar por  los desaparecidos es destacar lo más brutal y profundo de los daños de la dictadura, pero nos recuerda algo que no debemos olvidar: que  el  terrorismo de Estado estuvo dirigido hacia toda la sociedad.

Nuestros desaparecidos, como parte de ella, simbolizan los miles de presos y torturados  que hubo en este país; militantes políticos, sindicales, estudiantiles, forman  parte de los miles de destituidos y exiliados; parte de las listas negras que no conseguían trabajo o de estudiantes que fueron expulsados. No olvidemos que en nuestra lista de desaparecidos hay adultos, pero también niños y adolescentes, ya que los crímenes cometidos por el Estado dictatorial no tuvieron freno, ni barreras éticas, y abusaron de la vida de todos los uruguayos.

Ya no hay nada que demostrar. Todos sabemos lo que sucedió en este país.

Dedicamos años a denunciarlo. Aunque nos costó creerlo, esto pasó y sigue pendiente, porque necesitamos más verdad, mas  justicia, más condenas y más transformaciones, cambios que alienten garantías de no repetición.

Claro que sabemos más, que hay unos 30 militares presos por estos crímenes y que han habido iniciativas y esfuerzos por todo el país en acciones de Memoria y  reparación muy necesarias, en leyes que dan marco para hacer mucho más. Pero hay un freno que siempre enlentece retarda u obstaculiza los avances.

La impunidad iniciada con la ley de caducidad, no sólo impidió juzgar y condenar a los culpables directos de todos estos crímenes, sino que resignó la imperiosa necesidad de reformar o transformar las Instituciones que ejecutaron el accionar del Terrorismo de Estado. De esta manera se debilita el sentimiento de Justicia como valor de convivencia, de equidad, de valor social y, en consecuencia, la calidad de nuestra democracia.

NUESTRA CONSIGNA HOY ES

IMPUNIDAD: RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. AYER Y HOY

El Estado es una continuidad, sigue siendo hoy responsable de cada uno de estos delitos y seguirá siéndolo hasta que se aclaren.

Las sentencias internacionales, la condena en el caso Gelman, las denuncias que los Familiares seguimos sosteniendo en el grupo de desaparición forzada de la ONU, y sobre todo la movilización y la denuncias sostenidas a nivel nacional apuntan a que el Estado, sin titubeos, debe asumir esa responsabilidad con más acciones, más investigación y avances.

A 40 años, no podemos continuar con secretos en manos de las fuerzas que nos reprimieron, que nos robaron la vida de tantos compañeros, que nos atemorizaron, que nos hicieron huir de nuestro país. No podemos aceptar más sus privilegios (legales, salariales, jubilatorios). Ni tampoco sus declaraciones reivindicando la tortura, ni sus “comandos Barneix”, ni sus robos de los materiales que los incriminan, ni su vigilancia en democracia (como da muestra el archivo Castiglioni). Ese accionar sin consecuencias cuestiona los avances de estos años.

Es a los poderes del Estado democrático que les compete el esfuerzo y la responsabilidad de superar el pasado y garantizar el futuro.

Ya lo dijimos el 1 de mayo y lo reiteramos: el compromiso que tenemos es con nuestra causa y con nuestra gente y no bajaremos los brazos ni claudicaremos en nuestras reivindicaciones.

El Nunca más terrorismo de Estado, por el que reclamamos ejes imprescindibles de acción, no admite distracciones. Hoy en Uruguay hay condiciones para dar pasos decisivos en pro de este logro. En buena parte, lograrlo depende como siempre de nuestra movilización.

Nuestra causa se nutre y fortalece con todas las luchas que emprende la sociedad por ampliar y profundizar sus derechos: a todas las guía el respeto a la vida.

Gracias nuevamente a todos los que se suman en esta gran demostración que es la Marcha del Silencio, gracias a los que trabajan generando conciencia, solidaridad, a los educadores que confían en formar mentes críticas y libres, porque sólo así esta búsqueda que encierra tanto dolor y amor se siembra en las nuevas generaciones confirmando que existe la fuerza necesaria para sostenerla.

LOS ESPERAMOS  MAÑANA SABADO 20, 19 hs. en RIVERA Y JACKSON

IMPUNIDAD RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. AYER Y HOY